El verano ya ha quedado atrás y, en septiembre, la mayoría de las familias han recuperado las rutinas escolares y laborales. Aun así, el proceso de adaptación no siempre es inmediato: todavía pueden aparecer síntomas de estrés postvacacional en los adultos y nervios en los niños ante los retos del nuevo curso. Tomar conciencia y establecer estrategias de bienestar ayuda a consolidar esta etapa con energía y equilibrio.
Después de la reincorporación, algunas personas continúan notando cansancio, irritabilidad o falta de concentración. Es normal: el cuerpo y la mente necesitan tiempo para recuperar el ritmo habitual. Aunque no se considera una patología, puede afectar a la productividad y la calidad de vida si no se gestiona correctamente, por lo que conviene introducir pequeñas rutinas que ayuden a compensarlo.
Algunos consejos para hacer la transición más fácil y aliviar los síntomas:

- Organizar las tareas de manera realista. No hace falta intentar recuperar todo el tiempo perdido de golpe.
- Hacer pausas de calidad durante la jornada laboral, aunque sean cortas, para desconectar y volver con más claridad.
- Seguir reservando tiempo para actividades de ocio como leer, pasear, practicar deporte o ver a amistades, ya que que mantienen el equilibrio emocional. Disfrutar de momentos agradables fuera del trabajo ayuda a mantener la motivación.
- Poner límites a la sobrecarga. Recuperar el ritmo de forma progresiva reduce la sensación de presión.
- Practicar técnicas de relajación como respiración profunda o mindfulness para reducir la tensión acumulada.
- Mantener hábitos saludables. Comer de manera equilibrada, hacer actividad física y respetar los horarios de descanso son claves.
Para los niños, el fin de las vacaciones supone volver a madrugar, adaptarse a rutinas y reencontrarse con las demandas académicas. Aunque ya hayan vuelto a la escuela, todavía pueden sentir nervios, inseguridades o resistencia a las rutinas. Se trata de reacciones habituales que reflejan el proceso de adaptación: las primeras semanas de curso son clave para consolidar hábitos y ayudarles a disfrutar de su día a día.
Madres y padres pueden ayudar a suavizar este momento difícil siguiendo algunas recomendaciones:
- Mantener horarios de sueño y comidas de manera constante, evitando variaciones excesivas los fines de semana.
- Dar apoyo emocional a los hijos. Preguntarles cómo ha ido el día y escucharlos sin juicios, validando sus emociones y transmitiéndoles seguridad.
- Celebrar los pequeños logros y reconocer los esfuerzos, no solo los resultados académicos.
- Equilibrar exigencias y descanso. Combinar la escuela con tiempo de juego y espacios de calma.
- Evitar sobrecargas de agenda, dando tiempo para que se acostumbren antes de introducir demasiadas actividades extraescolares.
La vuelta a la rutina es un proceso, y cada persona lo vive a su ritmo. Septiembre es un mes de nuevos comienzos, y puede ser vivido como una oportunidad para instaurar hábitos saludables y reforzar los vínculos familiares. La clave no es eliminar el estrés, sino aprender a gestionarlo y prevenir que se haga crónico. Hacerlo permite vivir con mayor serenidad y aprovechar los nuevos retos del curso.
En Assistència Sanitària, velamos por el bienestar de las personas aseguradas y ofrecemos profesionales que pueden dar apoyo tanto en el ámbito psicológico como médico. Ante cualquier duda o malestar que vaya más allá de lo habitual, pedir ayuda siempre es una buena decisión. Porque la salud emocional es también un pilar fundamental del bienestar global, y cuidarla es tan importante como mantener la salud física.