Ante la COVID-19, no todos los niños o niñas -y adolescentes- responden al estrés de la misma forma. Estos son algunos cambios de conducta a los que deberíamos estar atentos con la progresiva vuelta a la normalidad:
- Llanto o irritabilidad excesiva en edades más tempranas.
- Volver a comportamientos que ya habían superado (como no llegar al baño a tiempo o mojar la cama).
- Preocupación o tristeza excesiva.
- Hábitos de alimentación o sueño poco saludables.
- Irritabilidad en adolescentes.
- Bajo rendimiento académico o faltar a la escuela online.
- Problemas de atención y concentración.
- Abandono de actividades que antes disfrutaba.
- Dolores de cabeza o dolor corporal sin motivo.
- Consumo de alcohol, tabaco u otras sustancias.