Cuando llega la primavera y nos acercamos al verano, la naturaleza florece y las temperaturas suben. Sin embargo, no todo el mundo vive ese cambio de estación con la misma ligereza. Para las personas que conviven con enfermedades como la artrosis o la artritis, estos meses pueden traer un empeoramiento de los síntomas, especialmente debido a los cambios climáticos típicos de esta época: humedad variable, días lluviosos y otros de calor intenso.
En Assistència Sanitària, sabemos lo importante que es entender lo que sienten las personas afectadas por estas patologías crónicas. Por eso ofrecemos recursos útiles para gestionar mejor el día a día con estas enfermedades reumatológicas.
Artrosis y artritis: ¿qué son y por qué son sensibles al clima?
La artrosis es una enfermedad degenerativa que afecta al cartílago de las articulaciones, habitualmente en personas de mayor edad, provocando dolor, rigidez y pérdida de movilidad. La artritis, en cambio, es una inflamación articular que puede tener causas diversas, como la artritis reumatoide, de base autoinmune, y que puede aparecer a cualquier edad.
Ambas tienen en común que pueden empeorar con determinados factores ambientales. Aunque la relación entre el clima y los síntomas no está del todo clara desde el punto de vista científico, muchas personas aseguran notar mayor dolor y rigidez en momentos de cambios de presión atmosférica, humedad o temperatura. Y esto es precisamente lo que ocurre en primavera y el inicio del verano.
El tiempo primaveral: una montaña rusa para las articulaciones
Abril y mayo son meses especialmente variables. Los cambios bruscos entre días soleados y días lluviosos, así como la combinación de humedad y frío puntual, pueden agravar la sensación de dolor y pesadez articular. A medida que nos adentramos en el verano, el calor más seco –como el que suele llegar en julio y agosto– puede disminuir algunos síntomas, pero también puede provocar una sensación de hinchazón o cansancio en algunos pacientes.
Para ayudar a las personas con artrosis o artritis a pasar mejor la primavera y el verano, desde Assistència Sanitària recomendamos algunos consejos para cuidar las articulaciones:
- Mantenerse activo. Una actividad física moderada como andar, nadar o hacer estiramientos ayuda a mantener las articulaciones funcionales y reduce el dolor. Eso sí, evita el ejercicio en horas de mucho calor.
- Hidratación constante. Beber agua es fundamental, especialmente en épocas de calor. La deshidratación puede empeorar su funcionamiento articular.
- Dieta antiinflamatoria. Incluir alimentos ricos en omega-3 (pescado azul, nueces), antioxidantes (fruta y verdura fresca) y reducir el consumo de alimentos ultraprocesados puede ayudar a modular la inflamación.
- Evitar la exposición prolongada a la humedad. En días muy húmedos o lluviosos, intenta mantener las articulaciones secas y calientes, especialmente si sales al exterior.
- Aplicación de calor o frío. Dependiendo del caso, puede ayudar a aliviar el dolor. Consulta a tu médico para saber qué es más recomendable para ti.
- Controlar el estrés. La ansiedad puede incrementar la percepción del dolor. Dedica tiempo a actividades relajantes como la meditación o la lectura.
Es importante no normalizar el dolor persistente. Si notas que los síntomas empeoran, aparecen signos de inflamación o te cuesta más moverte, es necesario consultar al profesional médico. Un adecuado seguimiento puede incluir desde ajustes en la medicación hasta fisioterapia u otros tratamientos específicos.
En Assistència Sanitària, estamos comprometidos con la salud y el bienestar de las personas aseguradas. Por eso, ponemos a tu disposición un amplio abanico de profesionales especializados en reumatología, fisioterapia y medicina general, así como servicios de consulta a distancia para facilitar el seguimiento de tu salud sin necesidad de desplazamientos.